Nace en París, el inventor Georges Claude, quien fue el primero en aplicar electricidad a un tubo sellado relleno con cualquiera de los gases nobles (neón, helio, argón xenón, criptón), y con ello demostró que podía producir luz. Por tal razón, se le conoce como el precursor de la iluminación fluorescente. De la luz originada a consecuencia de aplicar descargas eléctricas a estos tubos de vidrio, la más espectacular era la luz roja que se producía cuando el tubo de vidrio estaba cargado con gas neón, por eso a todas las luces producidas por este método, se les conoce como luces de neón. Entre las aplicaciones más frecuentes de este tipo de luces, está la elaboración de carteles publicitarios.